Boyberry Madrid

NO ME ENCONTRABA CÓMODO EN ABSOLUTO. En dos veces que he estado, cuando había muy poca gente en el bar, el camarero ha sido frío y distante conmigo, cosa que no me hacía sentirme como en casa para nada. Éste evitaba conmigo toda conversación que no fuera cosa de pedir la copa que bien cara era(5,50€ un red bull), mientras no paraba de hablar con sus dos clientes amigos, cosa que me hizo sentirme rechazado y desencajado y desplazado. Se puso tal camarero a discutir con alguien, y amenazó con llamar a la policía (como se lee en otra reseña más antigua, parecen tener afición a llamar a la policía). Nisiquiera justo después del numerito que hubo, cuando era yo el único que estaba en la barra, tuvo el camarero la delicadeza de de decirme algo, como una especie de disculpa y consuelo por haber tenido que presenciar dicho "numerito". Si me metía a la parte de adentro, el comportamiento de alguna gente dejaba de desear( mejor no doy detalles). La parte de la barra no tiene intimidad, pues te ven con claridad desde la calle a través de los cristales, cosa que seguramente a mucha gente no le importa, pero a mí sinceramente, no me da igual que me vean desde la calle, en un sitio que tiene cuarto oscuro, donde se meten los viejos con los chaperos a los que pagan.

Ambiente genial, lo he conocido por más de 15 años. Los camareros majísimos en especial Santiago. Una visita segura cada vez que te lo quieres pasar bien

En este local somos euros con patas. Entiendo que es un negocio y entiendo la política de consumición obligatoria al entrar, pero no entiendo lo que sucedió conmigo: Después de llevar 2 consumiciones y un buen rato en el local, salí a fumar 5 minutos. Al volver, un camarero que no era el que me atendió anteriormente, me dijo que no me había visto antes y me exigía pagar consumición, como si acabara de llegar. Me negué a pedir una tercera consumición e intenté razonar con él y explicarle, pero fue inútil, a pesar de que su compañero afirmaba y podía atestiguar que me había servido antes. El tono de la conversación derivó en discusión, porque me sentí maltratado e indignado, y este camarero acabó llamando a la policía para echarme del local. Viendo las reseñas me doy cuenta de que se repite mucho lo de echar a gente del local (habría que ver cuando está justificado y cuando no), y que también se repite mucho lo de llamar a la policía por cualquier cosa (en otras ocasiones que he ido ya les he visto aparecer más veces para echar a alguien), pero claro, como la comisaría está al lado, pues oye, que vengan...pues bien, esta vez me tocó a mi. Humillación en todos los sentidos, pero sobre todo humillación en público. La policia se presentó, me invitaron a salir, y la situación se solucionó manteniendo con ellos una simple conversación entre personas razonables y adultas en la que, sin más, expuse lo sucedido. Me ofrecieron volver a entrar para poner una hoja de reclamaciones, pero no quise hacerlo, ni quiero volver a entrar allí (aunque quizá ya no me lo permitan, jaja.) Pero aún me gustaría comentar una cosa más. He estado varias veces y siempre me han atendido con mala cara y desgana, y veo que esta opinión se repite mucho en las reseñas, como tambíen se habla mucho de un trato maravilloso. Con respecto a esto tengo una opinión particular; creo que la plantilla de empleados de este establecimiento trata a la clientela según criterios de belleza, edad, clase social o incluso etnia o procedencia, pero de esto último no estoy tan seguro. Si eres maduro y no estás muy bueno ni pareces tener pasta, como es mi caso, tienes las de perder. Si te acompaña la belleza, la juventud y hueles a dinero, te tratarán de rechupete. Como digo, es mi tesis personal, pero creo que quizá no esté muy desencaminado viendo el sistema de valores del mundo actual en general, y del mundo gay en particular. En resumen: mala, muy mala experiencia en el boyberry. Creo que nunca había sido tan mal tratado en un establecimiento público dedicado a la hostelería. Por favor, señores del boyberry, no olviden que deben estar agradecidos a la clientela por hacer gasto en su local y además volver, y que les deben ofrecer siempre, y sean quienes sean, respeto, amabilidad y cortesía.

Clásico bar de ambiente de la capital, donde podrás encontrar público para todos los gustos, tomarte algo viendo la vida pasar a través de la ventana o atreverte a cruzar al más allá… Es obligatorio el pagar una consumición al entrar en el local.

El lugar es muy divertido, siempre que he ido me lo he pasado súper bien. La mayoría de camareros son súper amables. Pero ayer tuve mala experiencia con uno de ellos. Aparte de que se ve muy arrogante y creído. Me hizo sentir súper incómodo e intento echarme del local por tener haber tenido un accidente con una botellita. Deberían llevar el nombre visible. Es un chico que lleva el pantalón súper apretado marcando trasero y rodilli junto Joven.

Si al dueño de este local le importa el trato que se le de a sus clientes. Debería saber que cada día "las divas" que trabajan aqui son cada vez más odiosas y prepotentes.. te tratan a las patadas. Hoy solo por preguntar ¿por que me cobras doble por guardar mi abrigo? Directamente me ha gritado. Me ha regañado. Me dejo hablando solo y me insulto al hablar con un compañero. (El cual admitió el error y me devolvió dinero) Repito... si les importa evitar el maltrato al cliente. Cuidado con las personas que contratan porque semejante ataque era digno para terminar violentamente.

Excelente atención , buenos tragos . Un lugar para tomar algo y dar unas vueltas y si uno quiere divertirse

El ambiente agradable, excelente atención y amabilidad del camarero Jose el venezolano , el momento que rato que estuve en la barra siempre estuvo pendiente de mi y de otros clientes que venían llegando , definitivamente volvería a repetir