Restaurante Siglodoce

Degustamos su menú para dos y salimos encantados. A destacar el chuletón, exquisito y al punto que lo pedimos. La tarta de queso es una locura, la mejor que he probado. Decoración rustica y divertida. Atención exquisita.

Las reseñas y estrellas que tiene son merecidas. En tres días en Ávila, hemos comido dos veces de lo bueno que está todo. Sitio pintoresco con una cocina estupenda. Camareros eficaces y servicio muy rápido. Calidad en sus productos. Guardado para siguientes visitas y siempre mi recomendación número uno cuando me pregunten.

La comida: en cuanto a calidad/precio era muy buena y las raciones generosas. Probamos el menú para dos personas y sale bastante económico, lo único que cambiaría son las tapas de los entrantes. Las alubias y el consomé estaban deliciosas y entraban muy bien con el frío que hacía fuera, pero me sobraba un poco la ensaladilla de patata con torreznos, que aunque también estaba muy buena sumaba demasiados hidratos cuando después venía el chuletón con más patatas (yo huiese puesto en vez de eso una pequeña ensalada o unos encurtidos, algo más fresco que no llene tanto para coger la carne con más ganas). El chuletón estaba bueno, al punto que pedimos, nos lo comimos agusto. Tampoco os esperéis un chuletón de vaca vieja madurado 40 días por ese precio, pero la verdad es que estaba jugoso y con mucho sabor. En cuanto a la guarnición me atrevería a decir de que las patatas fritas eran congeladas, porque eran estas con forma de gofre pero aún así estaban buenas. Los postres si que eran caseros, pedimos la tarta de queso (brutal) y el sorbete de mandarina porque estabamos ya hasta arriba. Pedimos fuera de menú un café solo y una infusión, 2€ cada uno, lo cual me pareció un poco caro pero bueno, en total 30€ justos por persona. El servicio: atentos y educados de principio a fin. A pesar de la carga de trabajo que tenían se les veía tranquilos y bien cordinados. Los tiempos bien medidos, sin esperas. Además tuvimos la suerte de poder sentarnos a comer sin reserva a los 10 minutos de espera, lo cuál se agradeció porque a esas horas tener mesa un sábado en un restaurante por los alrededores sin reserva resulta bastante complicado (aconsejo reservar con antelación). El lugar: el restaurante se encuentra en un lugar emblemático junto a la catedral de Ávila, nada más traspasar la puerta de la muralla. Por dentro el ambiente es cálido y acojedor, con la típica combinación de paredes de piedra y techos de madera. Comimos en la planta baja y la verdad es que se estaba agusto, nada ruidoso. Lo único negativo a destacar por mi parte (también es algo muy personal) es la decoración. En sí el local prácticamente no necesita demasiados ornamentos por lo que comentaba al principio, pero nada más entrar te encuentras con una obra de arte que és literalmente un ataúd a tamaño real dónde la figura de un hombre moribundo se esta bañando en colillas de cigarrillos. Resulta bastante desagradable, por mi parte, encontrarse en un sitio así un cenicero gigante colgado de la pared con una persona medio muerta dentro. No fui capaz de relacionar el contexto con la obra, la verdad. Tampoco me pegaban demasiado las sillas con las mesas y con el resto del local. Como he dicho, esto es a gustos, pero creo que con muy poco se le podría dar muchísimo más encanto a este local.

El codillo y los huevos rotos con chorizo, espectaculares!!! Los postres y la decoración como se pueden ver en las fotos, y además, muy buen servicio y muy bien situado. Gran opción para cenar en el centro de Ávila

Hemos comido de maravilla. Probamos el menú degustación por 56€. El menú incluía varios primeros para compartir: judías blancas, consomé y patatas revolconas. De segundo, un chuletón de Ávila de 500gr para compartir. Y de postre, unas natillas con brownie y una torrija. Además, el menú incluía pan y bebida. Nos han atendido muy bien y rápido. Hemos salido llenos y contentos.

Menú muy completo para compartir 56€ la pareja. Patatas revolconas con torreznos, consomé, alubias blancas y un buen chuletón de Ávila rico rico y de postre probamos la torrijas y la tarta de queso. Todo muy rico

Estuvimos de visita ayer en Ávila y reservamos, un acierto, buen ambiente, personal muy servicial. Las patatas revolconas, choriceros, codillo, el bacalao y por supuesto el chuletón buenísimo.

Nada mas entrar en el restaurante el personal te hace sentir cómodo con un trato cercano y agradable. Reservamos una mesa para dos y elegimos el menú para compartir de 56 euros. Para nosotros más que suficiente y espectacularmente todo muy bueno. Uno de los aspectos que nos agradó fue que la bebida incluida en el menú ( elegimos coca cola y cerveza 0/0” fueron botellas de 1/3, no la ridiculez de botellines de 200 ml. El caldo y las judías estaban buenísimos sobre todo después de hacer un tour por Ávila a casi 0 grados de temperatura. La tarta de queso exquisita. Muy recomendable.